martes, 7 de septiembre de 2010

Lazareto





A dónde van las palabras, huerfanas, asidas del viento que las dispersa? oyen su propio eco desvaneciendo, ausentes de sentido en un doloroso mar de locura...A dónde llegue a venir, vacio de mi, otra vez con la idea de haber salido? aun camino donde nadie mas aparece. A un lugar muy lejos de cuanto supe, como una hoja caida tardiamente. De veras he salido? Estuve preso tanto, casi todos mis dias. Ahora miro atrás y no puedo creerlo…en verdad estoy afuera?...acabo de salir y es igual, el aire de siempre, huele a lo mismo. Miro atrás y aquel oscuro lugar , una isla entre nada, queda dueño de toda una vida, y siento aun aquí afuera, que no estoy libre. Sigo encerrado, abrazando mi prision, llevandomela y dejando allá a quien fui, a quien seguire siendo mientras no salga realmente.

He caminado ya un largo rato hacia la carretera mas proxima, que lleva a cagarria.

nada se ve en verdad por este lugar. En la tierra hay como huellas de otros que sin duda pasaron por aquí, pero hace mucho que no veo a nadie. Cuando pienso asi como ahora, se me antoja que estoy ya muy lejos, y casi ni recordar puedo cuanto pase en aquel encierro. Pero un descuido y esa puncion en el pecho me trae vividamente todo…Estoy afuera? Ya veo la carretera, y el cielo empieza a clarear. Mis pasos se oyen unicamente, y algo de viento y frio vienen a despedirme.

Espero el bus, al borde del asfalto y el desierto, y me acuclillo ,abrazando mis rodillas...recordando mis pocas memorias, a mis viejos amigos muertos, a todas las casas en que deje mis dias, dias iguales , tan muchos como huecos. Y Nada existe ya…estas sandalias no son mias, son muy pequeñas…

-otra vez llorando?

-quien eres?

-mi nombre esta escrito en el cielo…

-...

-el colmo…de veras me olvidaste?...yo soy ese chibol que contaba historias de muertos, entre la atención de todos…cerrabamos las ventanas para estar a oscuras…
Siempre me decian loco…por mi madre…que ha pasado contigo?

Miro su cara sin afeitar y su camiseta, de color vino, con una maraña de figuras mezcladas...

-tambien dibujaba mucho, y lo sigo haciendo…este dibujo que estas viendo yo lo hice…

Miro sus ojos oscuros y esa sonrisa de ceja levantada, se me antoja franca.

- ah si…si, …que haces aca? Porque viniste?

Tres palmaditas en mi hombro y quedamos callados. Sus zapatillas parecen nuevas, la basta del jean esta en hilachas, como de hippie. Su cinturon blanco tiene una ridicula y enorme hebilla con un gato encrespado… de pronto me dice:

- Por ti

Se pasea ante mi como dejándose ver. hace gestos, luciendose descarado, con la misma sonrisa y sosteniendo mi vista como si nada. Hay muy pocos hombres capaces de verme a los ojos.

-que pasa?

-quiero ayudarte

-volvere allá?

-eso mi estimado, siempre depende de ti…

Siento el peso de su mirada y prefiero ver las plomizas montañas de donde viene la carretera. Hay sobre ellas nubes oscuras, planas y alargadas hacia todo el horizonte

-parece que estuvieras cagando

Dice, y se caga de la risa muy familiarmente, como un chibol irresponsable que no se cuida de consecuencias. Me levanto y veo aun la silueta ya lejana de esa prision. Viendola asi, tan pequeña en la distancia, de veras estoy dispuesto a creer que puedo ser libre…

El se pasa los dedos por la ceja, mirandome aun, con la cabeza algo ladeada. Tiene mi talla y es delgado, pero correoso.

-vienes entonces?

-Ojala a muy lejos de aquí

-no importa cuan lejos te creas, siempre volveras al menor descuido…asi de rapido


me vuelvo al ruido de un motor tosiendo. Ahí viene un ómnibus urbano, cubierto de estridentes esmaltes serranos, cargado hasta los estribos de toda una vida, de risas y angustia y condenadas esperanzas que empecinadas resisten en los guardabarros y en los faros rotos. Un armatoste sostenido por ignotas potencias con una risa tuerta y calcomanías obscenas en el parabrisas quiñado, bajo un cerro de casuchas de paja y madera vieja, montones revueltos de chatarra y triciclos y palomillas jugando semicalatos entre todo…

-Gagarriaa cagarriaa cagarriaaa!!- grita el ceboso conductor, chorreado en su destartalado asiento entre cuerpos apretados y sudorosos. Me aupo al estribo apenas con la punta de los pies, cogido del pasamanos, y mientras se pone en marcha ceremoniosamente, me vuelvo hacia atrás y no veo a nadie. mas dentro, un cosmos de caras cetrinas y todas edades, sostiene mi vista un instante, y vuelve a sumirse en la contemplación de sus asuntos. Copado todo lugar, hay que ir asi, apachurrado con el denso hedor de estas caras apagadas, hacia ese lugar. No me engaño? Sere capaz de ser libre y hallar un sitio en esa ciudad de mierda? Encontrare Un momento para reconocerme y estar tranquilo? Ahora se me antoja que si, estoy vivo, este acre olor en mi garganta y el sol reflejado en las rojas mejillas de esta niña dormida junto a la ventanilla, me lo gritan…estoy vivo …estoy afuera…una vieja cancion revienta de pronto en mis orejas. Esta es mi unica vida…